“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.”
Efesios 3:20 RVR1960
En muchas oportunidades nos hemos visto en la necesidad de solicitar un préstamo, sea propiamente en un banco o a alguna amistad, debido a algo que requerimos con premura, gastos extras, o que no alcanza el dinero por situaciones inesperadas, o que se ha roto. Si bien no siempre tenemos la posibilidad de que nos sea hecho efectivo, lo cierto es que la suma de dinero que pedimos es exactamente la que se nos da, sin un centavo más o menos. De ese mismo modo, si es algo material, recibiremos prestado específicamente lo que requerimos, nada más.
Pero los cristianos tienen a Alguien a quién acudir en caso de necesidad. No solo nos escucha y responde, sino que es generoso con lo que tenemos como peticiones. Pablo hace énfasis acerca de esto al decir: Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros. Cuando se nos dice que es poderoso para hacer todas las cosas, es contrastado con nosotros y nuestras necesidades. No necesitamos un banco, ni a nadie que nos socorra, sino a Dios para presentar nuestros problemas. Pero continúa diciendo algo más, y es que nuestro Padre Celestial no se limita a lo que sabe que precisamos, sino que nos da más de lo que queríamos o entendíamos. Sus pensamientos son mucho más altos que los nuestros, y sabe que es lo mejor para nosotros, o cómo esto puede repercutir en las personas que saben de nuestro apuro. Y todo esto propiciado por el Espíritu Santo, permitiendo que seamos suplidos física, material y espiritualmente de todo cuanto necesitemos.
Sin importar nuestra situación, Dios está dispuesto a ayudarnos. Uno de sus nombres es Jireh, proveedor, y lo demuestra día a día en la vida de los que están dispuestos a esperar en Él. Ponte en Sus manos y confía. ¡El Señor te bendiga!
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Minutos con Dios 