“Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.”
Lamentaciones 3:23 RVR1960
El ser humano no es muy propenso a perdonar errores repetitivos. Puede ser que nos fallen, pero no dejamos pasar una segunda vez el mismo error, y mucho menos en una tercera ocasión. En inglés existe un dicho que expresa esta idea: “la primera vez que me engañas, la culpa será tuya, pero la segunda vez, la culpa será mía” (Fool me once, shame on you; fool me twice, shame on me). Sin embargo, este no es el comportamiento de Dios hacia la humanidad.
El profeta Jeremías escribe, acerca de las misericordias de Dios: Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Y es que, independientemente de si le hemos fallado a Él, si procedemos al arrepentimiento de manera genuina, precisamente por Su misericordia, nos perdona. El trato del Altísimo hacia los seres humanos es por misericordia, no por merecimiento. Dios no nos debe nada a nosotros, mientras que hasta nuestra existencia es por Él. Y aunque le fallamos una y otra vez, se mantiene fiel a Sus promesas, y no cambia Su naturaleza. Siempre que cumplamos sus condiciones, sin importar la gravedad de la falta o cuantas veces lo hayamos hecho, recibiremos lo que fue prometido.
Las misericordias de Dios son evidentes en cada aspecto de nuestra vida, la salvación, el acceso a la vida eterna, ser llamados Sus hijos, abrir los ojos a un nuevo día, ser escuchados por Él, contar con Su protección y guía, tener acceso a Su poder, entre muchas tantas cosas. Por eso, a nuestra vez, debemos mostrar misericordia hacia los que no Lo conocen, interceder por ellos, sin importar cuantas veces nos han ofendido, en espera de que ellos lleguen a alcanzar perdón de la misma manera que nosotros. ¡Dios te bendiga!
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Minutos con Dios 