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Escudriñen las Escrituras

“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.”

Juan 5:39 RVR1960

La Biblia es el libro más importante para la humanidad debido a la implicación y significación para todos, aunque, tristemente, solo los cristianos la consideran así. Sin embargo, a pesar de su trascendencia, pocos de los que la tienen en su posesión la leen con frecuencia, y menos aún son los que la interpretan adecuadamente. Dentro de los que la estudian, existen quienes la interpretan literalmente e incurren en errores graves; otros son eruditos y saben mucho de sus pormenores, pero no han experimentado verdaderamente la sabiduría y poder transformador que está ahí contenido; otros la ven como un libro de historias y fábulas entremezcladas.

Para los tiempos de Jesús, existía un grupo de estudiosos de la ley, llamados fariseos. Estos tenían gran conocimiento de las Sagradas Escrituras y eran capaces de recitar de memoria sus versículos, pero lo hacían automáticamente, sin detenerse a entender adecuadamente lo que decían. A los judíos y fariseos que cuestionaban la autoridad del Mesías como Hijo de Dios, les dice Jesús: Escudriñen las Escrituras; porque a ustedes les parece que en ellas tienen la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí. El enfoque que ellos llevaban les hacía ciegos ante las señales y profecías que se cumplían en la vida de Cristo. Ellos conocían de memoria los libros sagrados, pero no los interpretaban adecuadamente, ni pedían la conducción de Aquel que los había inspirado. Eso los condujo a no percatarse de que tenían al Redentor de la Humanidad delante de ellos, y a desaprovechar una oportunidad única de ser salvos, permaneciendo en ese error hasta nuestros días.

Pero hoy, muchos cristianos son incapaces de ver e interpretar la Palabra de Dios. Leen algún versículo y eso les hace sentirse seguros. Acuden a promesas que no saben para quienes fueron escritas, ni las condiciones para que se cumplan en nuestras vidas, y aun practicando el pecado, creen tener salvación. No nos engañemos más. La Biblia no es un libro mágico ni de conjuros místicos. Es la revelación de Dios a la humanidad, donde podremos encontrar Su voluntad para nosotros, la norma de fe y conducta para cada cristiano, y la forma de hallar perdón y salvación. Escudriñémosla adecuadamente, con la conducción del Espíritu Santo, y esta hablará a nuestras vidas.

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Dios prueba el corazón

“Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.”

Jeremías 17:10 RVR1960

Es frecuente en nuestro decursar por la vida encontrar personas que aparentan ser una cosa y realmente son otra. Eso, tristemente, se ha convertido en una habilidad de sobrevivencia en la sociedad, y aunque no sea necesario su uso, muchos lo llevan intrínsecamente. De ese modo, nunca se llega a saber verdaderamente cual es la intención detrás de una acción. Muchas personas asisten a las iglesias en búsqueda de beneficios materiales, donaciones, o ayuda económica, nunca buscando el rostro de Dios. De esa forma, aparentan piedad y misericordia y realmente solo persiguen intereses egoístas.

Dios dice al pueblo de Israel mediante el profeta Jeremías, que el corazón es engañoso y perverso más que todas las cosas, preguntando a continuación quién lo conocerá. E inmediatamente responde: Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.  A veces creemos que por hacer cosas ocultas nadie más lo sabrá. Cuando disfrazamos de bondad nuestras intenciones de humillar y sentirnos superiores a otros, solo nosotros lo sabemos. Que cuando enmascaramos la maldad, nunca se darán cuenta. Olvidamos a Dios, y que no tenemos modo de escondernos de Él, que nuestros pensamientos e intenciones están pueden ser vistas como un libro abierto por el Altísimo, y creemos que escaparemos al castigo de nuestras malas obras. ¡Qué engañados estamos!

Puede que nuestra naturaleza sea engañosa, y que hayamos crecido en un medio que nos lleva a tener intenciones ocultas, pero esto no está conforme a la voluntad de Dios, y nos llevará por un mal camino. Estamos a tiempo de arrepentirnos y enmendar nuestras acciones. El Todopoderoso puede cambiar tu vida, y hacerte una persona veraz y confiable. Hagamos que nuestras obras sean verdaderamente de bien y misericordia, que muestren el amor de Dios.

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