“Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos.”
Salmos 27:11 RVR1960
Muchas personas han sido traicionadas por quienes ellos consideraban que eran sus amigos, pero en verdad eran sus más acérrimos enemigos. Y en la sociedad hoy en día nuestros adversarios se hacen pasar por personas que nos aprecian, para que revelemos nuestras debilidades y saber como hacernos el mayor daño. En un mundo que promueve la competencia y la sobrevivencia del más capaz, existen quienes pueden sentirse disgustados por nuestros logros, o quienes quieren usarnos como escalones para alcanzar sus metas, y suele ser difícil discernir quienes son nuestros amigos o enemigos.
Y a veces confiamos nuestras preocupaciones en aquellos que solo se burlan de nuestros problemas, o dan a entender que son personas cercanas a nosotros para luego difamarnos. También hay quienes aconsejan, para que seamos encontrados en una situación delicada o comprometedora. Y confiamos ciegamente, sin percatarnos del peligro al que nos sometemos. Es por eso que el salmista clama: Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos. Cuando Dios es quien te conduce por Sus caminos, es bastante improbable que seas puesto en una situación embarazosa. Y aunque tropieces, te sostendrá, porque está a tu lado, guardándote y librándote de la mano de los que te desean mal.
Mientras tus enemigos quieren verte caer, Dios estará evitándolo. Te ayudará a no poner pie en las trampas que dejan para ti, y si caes te ayudará a librarte. Confía en Él, que discierne las intenciones del corazón y puede alertarte, pero, sobre todo, nunca te apartes de Su camino. ¡El Señor te bendiga!
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