Archivo de la etiqueta: Dificultades

Bendeciré a Dios en todo tiempo

“Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca.”

Salmos 34:1 RVR1960

El cantar es algo que está directamente relacionado con nuestro estado de ánimo. Si nos encontramos bien, tenemos alegría, o celebramos algo, tenemos ganas de expresarlo, y cantamos, y reímos sin motivo o por cualquier cosa, porque nos sentimos bien haciéndolo. Pero cuando estamos en tiempos de angustia, cuando las cosas van mal, no hay nada más alejado de nosotros que las intenciones de cantar.

Sin embargo, tenemos en la Biblia el ejemplo de un hombre de Dios que sufrió una vida llena de amenazas y peligros para su vida desde joven, fue perseguido, tuvo que combatir y luchar en muchos momentos a lo largo de su existencia. Pero vemos que, en los momentos más críticos de su vida, siempre tenía un cántico para Dios en sus labios. Este hombre era David, que fue ungido como segundo rey de Israel, y un hombre conforme al corazón de Dios (1 Samuel 13:14 RVR1960), que esperaba en Dios y buscaba Su voluntad por encima de la suya propia. Y aun cuando huía de Saúl, que tuvo que fingir locura en Gath, uno de los cinco principados filisteos. Y con todo, siendo perseguido y estando entre enemigos, dice: Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca. Él experimentó la amistad y la protección de Dios. Confiaba en el Altísimo de tal manera que nunca, ni en la situación más difícil, tuvo dudas acerca de la providencia divina, y lo expresaba cantando siempre.

Seamos como David. Bendigamos a Dios hasta en los momentos más difíciles, alabémoslo constantemente. A nuestro Padre Celestial le agrada que dependamos de Él, que aún en la situación más difícil confiemos en Su poder, que seamos agradecidos y alabemos Su nombre. Ninguna situación que venga en contra nuestra prevalecerá, porque Dios está con nosotros. ¡Alábalo! ¡El Señor te bendiga!

#BendiciendoADios, #AlabandoADios, #MinutosConDios, #ReflexionesDiarias

Lo que me ha sucedido ha redundado para bien

“Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio.”

Filipenses 1:12 RVR1960

Suele decirse que la vida es con dolor. A lo largo de nuestra existencia encontramos más momentos difíciles, de sufrimiento y angustia que felices, porque mientras la sensación de felicidad puede venir por diferentes circunstancias, muchos son los orígenes de sentimientos que nos resultan adversos, como el temor, la preocupación, la incertidumbre. Vivimos en un entorno hostil y nunca lo transitamos desde un lecho de rosas. Cada una de nuestras decisiones y pasos en la vida están cargados de lucha y dificultad, desde nuestro nacimiento, pasando por diferentes etapas de crecimiento, trabajo, búsqueda de pareja, y hasta nuestra vejez. Pero, aun así, la vida vale la pena vivirla.

No solo nuestro cerebro nos ayuda a olvidar los momentos difíciles, sino que no siempre estos momentos son tan adversos como los percibimos. El apóstol Pablo habla a los filipenses del tema diciendo: Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio. Él había sufrido prisiones, maltratos, castigos, los cuales no sucedían en tiempos de su juventud, sino en su vejez, haciéndolos más difíciles de soportar por la fragilidad de su cuerpo. Sin embargo, habla acerca de cómo en ese período había visto la mano de Dios sobre él, cómo habían sucedido hechos poderosos, de cómo su testimonio en las prisiones había impactado en la vida de las personas y se estaban volviendo a Cristo.

Para los cristianos, aun las dificultades nos ayudan a bien. Las crisis más duras redundan en cosas favorables. No solo veremos siempre la presencia de Dios en los momentos más oscuros, sino que nos traerá con un testimonio de Su poder para los que están débiles en la fe, o los que están pasando por un momento igual. ¡Confía en Dios! ¡El Señor te bendiga!

#SituacionesDificiles, #RedundandoParaBien, #MinutosConDios, #ReflexionesDiarias

Regocijados en Dios

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”

Filipenses 4:4 RVR1960

La actitud con que una persona enfrenta la vida es importante. Dependiendo de si alguien es optimista o pesimista, un mismo evento puede ser bueno o malo. Pero a veces las circunstancias modifican la manera en que vemos las cosas, y una racha prolongada de tribulaciones y dificultades pueden traer pesadumbre hasta a la persona más optimista, más si no se ve salida a ese tiempo de angustia o no se cuenta con una ayuda pronta.

Para los cristianos de la iglesia primitiva hubo un tiempo de persecución y peligro. Profesar la fe cristiana podía traerles fácilmente la muerte, y sufrieron distintos períodos en los que fueron puestos en prisión y muertos por creer en Cristo. Y, aun así, el apóstol Pablo les insta: Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocíjense! Él sufrió enfermedad, persecución, prisión, fue golpeado, criticado, blasfemado, y en vez de disfrutar de una vejez tranquila, estuvo constantemente como obrero activo, siendo uno de los más grandes misioneros, pero en constante tribulación. Sin embargo, mandaba a alegrarse y regocijarse en Dios, conocedor de que sin importar las dificultades y cuanta situación viniera en contra de él, Dios estaba a su lado guiándolo, librándolo, protegiéndolo y dándole poder.

Cuesta trabajo regocijarse en medio de la adversidad, pero Dios es nuestra paz y alegría. Sin importar el problema, cuando nuestras fuerzas no den más, tenemos que recordar que mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo, y Él nos dará la victoria, reconfortará y será nuestro gozo. ¡Confía en Dios! ¡El Señor te bendiga!

#RegocijandonosEnDios, #ConfianzaEnDios, #MinutosConDios, #ReflexionesDiarias

No confiaré en mis armas

«Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará.»

Salmos 44:6 RVR1960

Desde los albores de la humanidad se han establecido conflictos armados. Sea por expansiones territoriales, ubicaciones geográficas, recursos naturales, riquezas, siempre ha habido un motivo para declarar la guerra y que los líderes arrastren a sus seguidores a luchar por sus ambiciones. La batalla se gana dependiendo de que tan bien apertrechados estén los ejércitos, organización militar, mejor estrategia, tecnología militar, y número de guerreros.

Solo alguien que ha estado en una guerra sabe el caos que surge en el calor del combate. La experiencia y las habilidades personales pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte, pero también la suerte. Entre tanta confusión, es imposible controlar cada aspecto que sucede en el campo de batalla cuando uno se halla en primera línea, llega el momento en el que ni nuestras armas ni nuestra pericia puede garantizar la supervivencia. El salmista declara: Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará. Reconoce que nuestro equipamiento no necesariamente puede marcar la diferencia, pero incorpora en el versículo anterior a Dios como elemento decisor en el curso de la batalla. Si Dios participa a tu lado en el combate, no importan los ejércitos ni las armas. Él dará la victoria.

Nuestra lucha puede no ser con arcos, espadas, o armas de fuego sino espiritual o psicológica. Puede haber un gran problema que te azota, o quizás una enfermedad, pero no tendremos la victoria si solo contamos con nuestras fuerzas o las tecnologías que proporciona el hombre. Pon tu confianza en Dios, solo Él te puede dar la victoria.

#NoConfiareEnMiArco, #SoloDiosMeSalvara, #MinutosConDios, #ReflexionesDiarias

Alegrándonos sea cual sea la situación

“No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.”

Filipenses 4:11 RVR1960

El ser humano, mientras va desarrollándose como individuo, se establece objetivos de vida, y cuáles son las cosas que quiere lograr para sentirse una persona que ha triunfado. Sean logros académicos, laborales, personales, estos hacen que se tenga mayor apreciación de uno mismo. Mientras el camino que nos hemos trazado vaya conforme queremos, nos sentiremos bien, pero apenas las dificultades impidan que alcancemos nuestras metas, se afectará nuestro ánimo y nuestra percepción de las cosas.

Ser capaz de obtener un sueldo que cubra nuestras necesidades de alimentos, ropa, calzado, transportación, y que nuestra familia sea bien atendida es otro elemento que se tiene en cuenta. Obtener un ascenso y que se sea justos en la evaluación de nuestro desempeño, ser reconocidos por nuestro círculo de amistades, y en el ámbito laboral, muchas son las cosas que pueden tenerse en cuenta. Cuando esto no va acorde a los planes, nos sentimos mal. Nos parece que nada tiene sentido, nos deprimimos y nos decepciona todo, volviéndonos irritables. A los cristianos les sucede algo similar, y podemos llegar hasta a enfriar nuestra relación con Dios.

El apóstol Pablo habla, en esta porción, que agradece a los hermanos que cuidaban de él, no porque tuviera escasez, pues había aprendido a contentarse, cualquiera que fuera su situación. Como ya hemos hablado anteriormente, él era un hombre que vivió en una posición acomodada. ¿Qué lo hace tener esta forma de ver la vida, si ahora dependía de otros para su sustento? Él sabía que estaba cumpliendo con una tarea importante, aun siendo anciano. Sus ojos estaban puestos en el reino celestial, no en las cosas materiales. Su objetivo era servir a Dios, y como obrero sabía que independientemente de la situación en que se encontrara, el Todopoderoso lo sustentaría. Teniendo esta seguridad, en medio de prisiones, largos trayectos entre ciudades, persecución, y todo tipo de vicisitudes, no perdía la alegría.

Así debemos comportarnos nosotros. No podemos permitir que, si algo no sucede como queremos, perdamos nuestra alegría. Nuestras metas y objetivos personales no pueden hacernos perder de vista nuestra función en el reino de Dios, y no podemos olvidar que Él es nuestro sustentador, que nuestra esperanza está puesta en Su nombre y Sus promesas. Y de este modo, no va a importar qué sale mal, qué no sucede como queremos, y seremos capaces de tener paz y ecuanimidad independientemente de las situaciones.

#AprenderAContentarse, #AlegresEnLaDificultad, #MinutosConDios, #ReflexionesDiarias

De la mano de Dios

“Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”

Isaías 41:13 RVR1960

Ser capaces de responder a problemas que se presentan en nuestra vida, y hallarles la solución más factible es una de las tareas que tenemos como adultos. Vivimos en una sociedad demandante, y constantes retos ponen a prueba nuestro ingenio y resolución de adversidades. Puede llegar a suceder que enfrentemos una situación compleja, compuesta por varias dificultades, y es abrumador hacerlo sin una mano amiga.

Dependiendo del escenario, hasta los amigos y familiares pueden llegar a darnos la espalda. ¡Qué difícil es verse así! Y vemos estos problemas como gigantescas montañas que no logramos escalar, y que generan una amenaza sobrecogedora contra nosotros al romper con nuestra normalidad.

Un consejo, una ayuda, al menos compañía para saber que podemos contar con alguien, hace que sea más fácil soportar este período en el cual tratamos de retornar nuestras vidas a un estado sosegado. Y como cristianos, en muchas oportunidades nos encontramos batallando solos con las dificultades, sin acordarnos de acudir al que ha prometido ayudarnos.

Y Dios revela al profeta Isaías una promesa hecha al pueblo de Israel, pero que también es aplicable a nosotros en el día de hoy: Yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de la mano derecha y te dice: no temas, Yo te ayudo. Nuestro Padre Celestial nos está hablando en primera persona. Declara Su relación de pertenencia con los que le aman diciendo que es nuestro Dios. Promete sostener nuestra mano derecha, del mismo modo que un padre lleva a su hijo. Va llevándonos, caminando a nuestro lado y librándonos de problemas o haciendo que los resolvamos, volviéndose diminutos lo que antes nos parecían inmensas cordilleras. El Todopoderoso ha dicho que no temamos, que Él nos ayuda. Pero esto requiere que seamos fieles, que tengamos una relación estrecha con Él, que lo involucremos en nuestros asuntos, porque si bien sabe que nos preocupa, no se inmiscuye a no ser que le pidamos que nos ayude e intervenga.

¿Qué tan grande es el problema que enfrentas? Sea cual sea, pon a Dios en el asunto, pídele Su ayuda, ora por Su asistencia, déjate guiar, porque a veces queremos que algo sea a nuestra manera, y olvidamos que Él tiene la solución perfecta. Ponte en Sus manos, confía y déjale obrar, sin atajos y sin temores, y verás la gloria de Dios manifestarse en tu vida.

#YoJehovaSoyTuDios, #AyudaDivina, #NoTemas, #MinutosConDios, #ReflexionesDiarias

Por la misericordia de Dios

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.

Lamentaciones 3:22 RVR1960

Hay períodos de tiempo en los que uno no quisiera ni levantarse de la cama para no enfrentar la realidad que le espera. Dure un día, una semana, o un mes, esos momentos en que viene contra nuestra vida un período de dificultades, llegamos a creer que ya no podemos más. Se siente como si lo malo nos hubiera sucedido solamente a nosotros y gradualmente comienza a fallar la confianza, la paz y la serenidad.

Estas adversidades pueden ser de diversas naturalezas, y dan paso a un período de asimilación pasivo en el cuál se transita por diversas etapas, desde la búsqueda de un culpable, hasta la pregunta recurrente: ¿por qué a mí?

Todos hemos pasado por eso, de una forma u otra, mucho más en la época en que vivimos, en la que guerras, pandemia, desastres naturales, crisis financiera, entre otras muchas cosas más, forman parte de la cotidianeidad.

Sin embargo, el profeta Jeremías, desde el libro de Lamentaciones, nos recuerda que aún estamos vivos. Y tenemos vida por la misericordia de Dios. Puede haber venido un gran problema a nuestra vida, pero debemos recordar que podría haber sido peor. Cuando vemos el panorama general, nos percatamos de que la mano de Creador siempre ha estado sobre nosotros, aún en los momentos más difíciles y cuando nos creímos desamparados.

Por la misericordia de nuestro Padre Celestial abrimos los ojos a un nuevo día, y cuando por nuestros pecados merecíamos la muerte, Él ha sido fiel, ha tenido compasión y nos ha librado de la peor parte. Por eso, en medio de la situación más adversa, debemos mostrarnos agradecidos con quien nos guarda en cada circunstancia. Si estás pasando por un período difícil, quizás sea el momento de cambiar la forma en que enfrentas tu realidad y acercarte a Dios.

¿Quieres intentarlo?

#MisericordiaDeDios, #DiosEsFiel, #MinutosConDios, #ReflexionesDiarias