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Nadie te podrá hacer frente

Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.”

Josué 1:5 RVR1960

Posteriormente a la muerte de Moisés, Dios habló a Josué. Este había sido nombrado como guía de Israel, y ante él se levantaba una tarea titánica, la de llevar al pueblo de Dios a la tierra prometida, en la que tendrían que enfrentar todo tipo de situaciones y vicisitudes antes de hacerlo realidad, teniendo que lidiar con un pueblo tan complejas como lo eran los israelitas.

A él dice Dios: Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Y en efecto, en el libro de Josué vemos que le respaldó, acompañó y dio la victoria en disímiles ocasiones. Y esta es también una promesa que se extiende hacia nosotros en el día de hoy. En nuestro tránsito hacia la tierra prometida para nosotros, el reino celestial, Él estará con nosotros, siempre que nos mantengamos en obediencia y comunión. Es importante ver que Josué trabajaba en el cumplimiento de una promesa de Dios, actuaba obedeciendo la voluntad del Altísimo, y fue respaldado independientemente de lo que se le opusiera.

Sin importar lo que enfrentemos, si vamos de la mano de Dios y cumpliendo Su voluntad, nada prevalecerá. Estará con nosotros cada día de nuestra vida, sin dejarnos ni desampararnos. Pon tu confianza en Él. ¡El Señor te bendiga!

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Presentar defensa con mansedumbre

“sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.”

1 Pedro 3:15 RVR1960

El cristianismo es una de las religiones más cuestionadas y atacadas en la actualidad. Los principios cristianos entran en conflicto con la tendencia actual de descontrol, desorden y caos que impera en el mundo, teniendo especial conflicto con el pecado y los excesos que se pretende que sean vistos como algo normal. Ser capaz de defender nuestra posición como creyentes, y dar respuesta a los criterios negativos que se emiten, es crucial, no solo para quitar confusión a los que no conocen, sino para quitar de nosotros mismos cualquier posibilidad de indecisión o duda. La apologética, en teología y literatura, consiste en la defensa de la fe conforme a una posición o punto de vista. Y cada cristiano debe incorporar esto a su conocimiento, además de dominar adecuadamente los basamentos de su fe.

Sin embargo, no es solo nuestro conocimiento lo que se requiere. Vemos en este pasaje que Pedro dice: santifiquen a Dios el Señor en sus corazones, y estén siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. No podemos defender nuestra fe si estamos en pecado, si nuestras palabras anuncian algo, pero nuestros hechos contradicen lo que decimos. Primero necesitamos santificarnos, apartarnos del pecado. Posteriormente una relación firme con Dios, pues, aunque no dominemos aspectos de apologética, el Altísimo nos dará palabras y denuedo a la hora de exponer a otros las bases de nuestra salvación. Pero hay más, la forma de hacerlo no es con irreverencia, contienda o enojo, sino con paciencia, humildad y cortesía, no solo hacia la persona sino también hacia Dios. Así, aunque los demás se irriten, debemos permanecer en paz, pues contamos con la presencia de nuestro Padre Celestial, y nuestras palabras servirán de basamento para que el Espíritu Santo inquiete y produzca un cambio en las vidas.

Permanecer callados ante alguien que nos pregunta de nuestra fe quita una posibilidad de que esa persona sea traída a los pies de Cristo. Debemos saber en qué creemos, y ser capaces de presentar defensa, pero sin ofender, humillar o discutir, sino siendo precisos en nuestras ideas y dejando que Dios tome el control de lo que decimos, teniendo un testimonio eficaz. ¡El Señor te bendiga!

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Protección divina

“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.”

Salmos 34:7 RVR1960

Los cristianos, como parte de la sociedad en la que vivimos, somos golpeados por todo tipo de situaciones y dificultades del mismo modo en que sucede con los que no conocen a Cristo. Sin embargo, hay momentos en los que es perceptible la mano de Dios cubriendo a los creyentes, mientras el resto de las personas si son afectados.

El salmista declara: El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Como recurso literario, puede usarse esta expresión para relatar la defensa y protección de Dios sobre los que le obedecen. Pero también es literal, puesto que, aunque no es perceptible a simple vista, existen fuerzas opuestas luchando alrededor de nosotros. El pueblo de Israel, en varias ocasiones, vio el poder de Dios al tener la victoria en contra de ejércitos enemigos, y triunfó hasta solo cantando alabanzas (2 Crónicas 20:22 RVR1960). Veían fuerzas desconocidas defendiéndolos del mismo modo en que una respuesta a una oración de Daniel fue retardada (Daniel 10:12-13 RVR1960) por conflictos que no sabían que sucedían a su alrededor. Lo mismo sucede en la actualidad.

Dios no nos deja desamparados. Tenemos defensa contra los enemigos que no podemos percibir, si obedecemos a Dios y no nos apartamos del cerco que Él ha puesto alrededor nuestro. Aférrate y confía en Dios. ¡El Señor te bendiga!

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Torre fuerte es Dios

“Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado.”

Proverbios 18:10 RVR1960

Cuando los enemigos se acercaban a atacar una ciudad, los defensores debían refugiarse tras los muros para resistir así el asedio. Las torres posibilitaban divisar al enemigo desde lo lejos, aumentar el alcance de las armas de la época, así como mejorar la defensa y evitar que los atacantes pudiesen escalar las murallas. Pero estas torres solían ser también objeto de ataque, porque si lograban que se desplomaran sobre los guardias, posibilitaría reducir la resistencia y los números de las tropas, de modo que estas eran construidas con materiales resistentes para que aguantaran los embates de los elementos y las armas de asedio. La imagen de esas torres infundía seguridad a los habitantes.

En este pasaje de las Sagradas Escrituras dice: Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado. Y Dios es, para los que creen en Su nombre, como una torre donde podemos encontrar seguridad, defensa, y refugio de los enemigos. Nada hay tan fuerte como Él, nada podrá destruirlo ni debilitarlo. Y todo el que busque amparo y protección lo podrá hallar, sea cual sea su situación. Si los enemigos intentan derrotarte, si te han humillado, si sientes que no tienes fuerzas, acude al Padre Celestial, y Él te levantará.

Cuando te sientas cansado, amenazado o asediado por los enemigos, acude a Dios. Si invocas Su nombre, será tu estandarte, coraza, torre fuerte. Confía en Él, y nada podrá prevalecer contra ti. ¡El Señor te bendiga!

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Dios es mi defensa

“A causa del poder del enemigo esperaré en ti, porque Dios es mi defensa.”

Salmos 59:9 RVR1960

A muchas personas les gusta practicar deportes o hacer ejercicios. Además de las ventajas para la salud, les hace sentirse bien consigo mismo, aumenta la autoestima, entre otros aspectos. Hay quienes practican también deportes de combate, algunos como entretenimiento, otros para ser capaces de defenderse en contra de algún enemigo. Sin embargo, no siempre ser el más fuerte, o estar preparado permite escapar sin daño de nuestros enemigos. Un tigre puede ser sometido por una manada de lobos, que, aunque son inferiores en fuerza, su número les da la ventaja; mientras que el ataque venenoso de una serpiente puede llegar a matar a un elefante.

Nuestro enemigo cotidiano normalmente no muestra el rostro. A veces la persona que creemos que es nuestro amigo es nuestro más acérrimo contrincante. Nunca sabemos realmente quien se ha levantado en contra nuestra, ni su poder, ni de cuantos más se apoya. Y, a no ser que declare abiertamente su enemistad, estamos desconocedores del asunto, manteniéndonos vulnerables a sus acechanzas. El salmista declara: A causa del poder del enemigo esperaré en ti, porque Dios es mi defensa. Y es que cualquier cristiano sabe que no puede confiar en sus fuerzas ni en su capacidad, sino solo en Dios. Él es nuestra defensa de 360 grados, que protege nuestro pie de caer en trampas, que hace insignificante el poder numérico o real del que venga contra nosotros. Ante cualquier situación, solo debemos esperar en el Altísimo y mantenernos aferrados a Él.

Sea cual sea la amenaza, independientemente del enemigo, tenemos defensor en Dios. Nos mantendrá a salvo y protegidos porque nos ama, y porque es fiel a Sus promesas. Esperemos en Él confiadamente y nada podrá hacernos mal. ¡El Señor te bendiga!

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Dios peleará por nosotros

“Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.”

Éxodo 14:14 RVR1960

Si en la escuela alumnos mayores abusaban de nosotros, deseábamos o tener fuerzas suficientes o que alguien saliera en nuestra defensa para enseñarles una lección. Cuando alguien nos amenaza o coacciona en el trabajo, quisiéramos que ellos recibieran su merecido. Las personas no actúan por temor a las represalias que puedan tomarse en contra de ellos o por evitar problemas en la escuela o trabajo. Por nuestra parte, los cristianos no podemos responder violentamente por guardar nuestro testimonio como creyentes. Pero a diferencia del resto de las personas, tenemos un defensor: Dios.

Vemos en esta porción de las Escrituras en Éxodo, que ante la amenaza de los egipcios que perseguían al pueblo de Israel para matarlos, ellos, asustados, preguntaban a Moisés por qué los había sacado de la esclavitud para morir en el desierto. A esto, Moisés responde: Jehová peleará por ustedes, y ustedes estarán tranquilos. Fue evidente que sin que los israelitas hicieran nada, el ejército que los perseguía fue detenido por Dios mediante la columna de nube y posteriormente desapareció tragado por las aguas del Mar Rojo. Sin embargo, Dios peleó por ellos cuando posteriormente les mandaba a luchar sus batallas. En la actualidad, nuestro Padre desea que nuestros problemas y situaciones se las dejemos a Él. El Altísimo luchará por nosotros, Él será nuestro escudo y cobrará cualquier mal que se nos intente hacer. Solo necesitamos escucharle, obedecerle y confiar en que Él peleará por nosotros, y nos dará la victoria.

No sé cual es tu lucha en la actualidad, si contra personas que te oprimen, contra una enfermedad, contra espíritus inmundos, pero sí sé que Dios te puede dar la victoria si dejas de luchar con tus fuerzas limitadas, y le permites que tome el control.  Entrégale tus problemas y cargas. Él peleará por ti, tú, ten tranquilidad y confía.

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Defendiendo a los desvalidos

“Abre tu boca por el mudo en el juicio de todos los desvalidos”

Proverbios 31:8 RVR1960

La justicia en este mundo se inclina a favor de los que tienen dinero y poder. Desde tiempos de la antigüedad, huérfanos, viudas, niños, ancianos, extranjeros, como parte del sector más vulnerable de la sociedad, eran víctimas de injusticias por no tener nadie que respondiera por ellos. En la actualidad es frecuente que los castigos no caigan sobre los que cometieron faltas, sino sobre los que no tuvieron posibilidades de defenderse adecuadamente.

Vemos que el autor de los Proverbios señala que debe abrirse la boca por el mudo, en el juicio de todos los desvalidos, en clara referencia a que un gobernante debía defender la causa de los que no pueden defenderse por sí solos. Este llamado a la justicia no es solo para personas que se encuentran en posiciones de poder, es aplicable a todo creyente, independientemente de su empleo o lugar en la sociedad. ¿Cuántas veces no han sucedido injusticias delante de nosotros? ¿Cuál ha sido nuestra actuación? ¿Hemos salido en defensa de los necesitados, los pobres, los que no tienen cómo defenderse? ¿O hemos vuelto el rostro para no tener dificultades?

Nuestro Dios es justo, y apoya y defiende las causas de los desvalidos. Aquellos que los oprimen, están expuestos a la ira de Dios, que hará justicia a los débiles. Pero nosotros como cristianos, no podemos permanecer impasibles ante actos de injusticia, porque en nuestras vidas debe ser perceptible la naturaleza divina, y no hacer nada pudiendo salir en defensa de los indefensos, sería cometer pecado de omisión. No miremos a otro lado. Nuestro Padre Celestial no mira a otro lado cuando nosotros estamos en dificultades y nos atacan o calumnian. No permanezcamos impasibles si podemos contribuir a que la justicia prevalezca.

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