pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. Nehemías 1:9 RVR1960 #SiNosVolvemosADios, #GuardandoSusMandamientos, #DiosNosRecogera, #MinutosConDios, #ReflexionesDiarias

Si nos volvemos a Dios

“pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.”

Nehemías 1:9 RVR1960

La justicia humana es compleja. Una misma causa puede variar en su castigo, dependiendo del nivel de contactos, dinero y poder que tenga uno u otro. Ser pobre y sin relaciones, puede hacer que asumas la pena máxima. Esto permite que ciertas personas se sientan por encima de la ley y cualquier condena. Y, de alguna manera, esto se ha arraigado en la población, creyendo que hacer el mal puede atenuarse para no recibir castigo, y esto tratan de imputárselo a la justicia de Dios también.

Cada israelita sabía que Dios es misericordioso, pero también justo. Su naturaleza no está en conflicto, y cuando le fallamos muestra misericordia al estar dispuesto a perdonarnos, pero también justicia, y castiga lo mal hecho. El pueblo israelita había sido dispersado por sus constantes rebeliones y desobediencias a Dios, y al enterarse Nehemías de la situación de ruinas en la que se encontraba Israel, se inclinó, hizo duelo y ayuno, orando a Dios. Reconoció el cumplimiento de lo que había sido dicho a Moisés por Dios, acerca de dispersar el pueblo hebreo si pecaran, pero continuó aferrándose a la segunda parte de esto, al decir: pero si se vuelven a mí, y guardan mis mandamientos, y los ponen por obra, aunque su dispersión fuese hasta el extremo de los cielos, de allí los recogeré, y los traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. El Altísimo cumple sus promesas. Y producto a las rebeliones, los judíos fueron castigados, pero siempre quedó una puerta abierta para la reconciliación, por Su misericordia. Dios escuchó la oración, y este libro narra la restauración de Jerusalén, respaldada desde lo alto.

Nuestra rebeldía nos aparta de Dios, y estamos expuestos a un castigo justo por nuestro pecado, pero si regresamos a Él arrepentidos, y obedecemos sus preceptos, y actuamos en consecuencia, recibiremos perdón. Y sea cual sea nuestra situación, podremos reconciliarnos con el Padre Celestial, restaurar nuestra relación y recibir los beneficios y derechos prometidos. ¡El Señor te bendiga!

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