“Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia.”
Salmos 16:7 RVR1960
Todos los seres vivos necesitamos dormir. Durante el sueño, se realizan procesos metabólicos importantes que benefician el cerebro, se limpia de toxinas, se procesa el conocimiento adquirido durante el día y se prepara para recibir nueva información. Entre otras cosas, se beneficia la concentración y la productividad, hay menor riesgo de aumento de peso, mejor regulación de calorías, mejor rendimiento atlético, menor riesgo de enfermedades cardíacas, previene la depresión, fortalece el sistema inmune, entre otras cosas. Sin embargo, durante este período tan necesario, también es el momento en el que estamos más vulnerables.
Todas nuestras funciones disminuyen y solo se mantienen algunas activas. Pero todo mecanismo cerebral de respuesta y análisis conductual se encuentra en reposo. Este es un momento en el que podemos ser fácilmente influenciados y que nuestra mente no puede defenderse contra ataques de demonios. Muchas personas han recibido indicaciones que les llevan a pecar mientras duermen, algunas siendo incitaciones a atentar contra sus propias vidas. ¿Y cómo podremos defendernos de estas influencias mientras dormimos? Solo en Dios encontramos respuesta. El salmista reconoce la importancia de la guía del Altísimo en cada momento de su vida cuando dice: Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia.
Al tener una relación con el Padre Celestial, es frecuente sentir una voz en nuestra conciencia que nos impide pecar. Si pedimos Su dirección, tendremos una guía constante que nos llevará a hacer el bien y a tomar decisiones que redunden en beneficio nuestro. Pero aún en nuestros momentos más vulnerables de la noche, seremos protegidos de influencias nocivas externas, y recibiendo instrucción que favorecerá nuestras vidas. Ante tanto cuidado, nuestro ser solo puede proferir bendiciones sobre Aquel que está pendiente de nosotros constantemente.
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Minutos con Dios 